sábado, 30 de agosto de 2008

Obabakoak

Si algo distinguía a Onofre era su entusiasmo, la energía que ponía en la realización de dicha estratagema. Para ser francos, sus circunstancias personales pedían a gritos este engaño. La soledad en que vivía era atroz, y no llegué del todo a darme cuenta de ello hasta que en una ocasión le pedí un despertador.

-Mañana por la mañana tengo que ir a la ciudad, y por esto se lo pido –le comenté.
-¡Pero, cómo! ¿No tienes despertador? –Me miró atónito, como si diera crédito a lo que estaba oyendo

Le respondí que no. Que de verdad no tenía despertador. Entró en su casa pensativo, para volver enseguida con un aparato grande y de color plateado. Poniéndolo en la mano, me dijo casi emocionado:

-¡Amigo, cómprate un despertador! ¿No ves que hace mucha compañía?

Sentí un escalofrío. Acababa de escuchar, y de labios de quien menos me lo hubiera esperado, una definición exacta de la soledad. ¿Qué era la soledad? Pues una situación en la que hasta el tictac de un reloj se convierte en compañía.

Me vinieron a la memoria las tabernas.
¡Cuantas vidas han salvado!, dije para mis adentros







Bueno, pues esto es un fragmento que me gusta mucho de un libro, Obabakoak, de Barnardo Atxaga. De verdad que es un magnífico libro.

jueves, 28 de agosto de 2008

Veneno

Es tan duro estar enamorado y no ser correspondido. Lo piensas y la cabeza se te va. Es una sensación tan desesperante. Piensas en ello y se te nubla la mente, te sientes desorientado. Todas las horas piensas en ella. Te preguntas que estará haciendo, con quien estará, si pensará en ti… Es un sufrimiento continúo. Todas las horas, todos los minutos, todos los segundos se hacen eternos. Sientes que te ahogas, no puedes más. Llegas a una fase en la que niegas de todo. Te intentas convencer de que no estabas enamorado, que no era tu chica. Pero llega el momento en el que tus argumentos se caen por su propio peso. Eres idiota. Has dejado pasar a la chica de tu vida. Llegué tarde, lo hice mal, la cagaste chaval.

Lloras, lloras, lloras…







Abrir los ojos me hace daño... ¡Maldita sea! Voy a cerrarlos...

No me des nada que no te pida, no me des nada si no es veneno...

martes, 26 de agosto de 2008

Bares, que lugares!

Bueno, pues ya estoy de regreso del pueblo de mis abuelos. Las tres semanas han pasado casi volando. Eso de estar casi incomunicado hace que no te des casi cuenta de lo que ocurre en el mundo. Salir con los amigos un rato, la bicicleta otro, escribir otro ratito... total que mi único vínculo con el resto del mundo han sido las olimpiadas. Grandes olimpiadas pero no las mejores. Lo mejor de ellas, Michael Phelps. La natación es mi deporte preferido(junto con el ciclismo, fútbol, atletismo y rugby) y Phelps ha demostrado que es el mejor de la historia.

Ahora una pequeña reflexión...



Bares

Pongámonos en situación. Hombre adulto, cuarentón, soltero/separado, sector medio/bajo. Tras separarte de tu mujer, te ves obligado a cambiar de casa y con tu sueldo solo puedes comprar una casa en uno de los peores barrios de la ciudad. Después de un día duro de trabajo desde las siete de la mañana hasta las siete de la tarde, llegas a casa destrozado. Por la calle nadie te conoce, nadie te saluda, nadie quiere hablar contigo. Allí no hay nadie. Desde que se fue por la mañana nadie ha pasado por el piso de cuarenta metros cuadrados que es lo máximo que se puede permitir. Abres la nevera y no hay nada de comer. Enciendes la tele y ves que van a hacer un partido de fútbol pero no hay nadie con quien verlo, estas solo…

Decides bajar al bar de la esquina. Entras. Ves a más gente como tú que esta viendo el partido. Como tú, están cerrando sus heridas. Bebes unas cervezas mientras miras el partido. No conoces de nada a los que hay a tu alrededor pero aún así comentas el partido con ellos y discutes sobre que jugador debería ir a la selección. Acaba el partido y la conversación sigue. Haces buenas migas con el resto de clientes del bar. Esta el callado, el bruto, el dueño, el astuto, el escéptico, el viejo. Se crea una micro sociedad entre las paredes del bar.

Al día siguiente todo pasa mejor porque sabes que por la noche te reunirás con tus nuevos amigos del bar y no te sentirás solo en esta nueva etapa de tu vida. Ya no pensarás en suicidarte porque todo te marcha mal porque si te suicidas ya no podrás acabar la conversación con el escéptico que siempre lleva la contraria.


Aquí mi pequeño tributo a los bares que aunque no se noté, son importantes en la sociedad de hoy en día. Aunque a muchos les parezcan sitios repugnantes porque son unos limpios, creo que todos deberíamos respetar a estos establecimientos.

¡Cuantas vidas habrán salvado los bares!

domingo, 3 de agosto de 2008

Traca final

En mi vida me he arrepentido de varias cosas. De lo último que me he arrepentido es de la última vez que lloré. Me tenía que haber guardado mis lágrimas para otras personas que de verdad merecieran unas lágrimas. Tantas promesas incumplidas, tantas decepciones, tanta dejadez que ya esto cansa. Al principio todo prometía pero ahora… ahora todo se ha olvidado y me he dado cuenta de que todo era por quedar bien. No soy el único que lo piensa, pero sí el primero en ponerlo en público. Sí alguien se da cuenta sobre que va esto, puede que le abra los ojos o puede que este tan cegado por el mundo de fantasía en el que nos metimos que posiblemente deje algún mensajito aquí cuando lo mejor es hablarlo en privado, pero no… se cree tan guay que firmará aquí para que todo el mundo se de cuenta de que es un machote porque así se cree que llenará su insustancial vida…

Me he equivocado una vez, no habrá segunda…


Por cierto, me voy al pueblo de mis abuelos tres semanas así que nada de Internet ni actualizaciones... que os vaya bonito...



P.D.: Puede que dentro de un tiempo esto se haya olvidado y estas promesas se tornen hechos, hasta ese momento, mantendré mi postura…