domingo, 24 de junio de 2012

Vous et moi.




Miré mi reflejo dentro del agua y no acerté a adivinar qué era hombre y qué era nada, qué era carne y qué era sombra. En aquel momento todo aquello me pareció lo mismo, y estaba cerca de serlo, pero me resigné al ver que las ondas del agua difuminaban cualquier rastro de mi ser. Los peces tenían hambre y subían con fuerza a la superficie rompiendo la monotonía del estanque, buscando las migas de pan que les tirabas desde la orilla. Te busqué con la mirada y allí te vi, sobre un fondo de árboles más grises que verdes, contagiados por las nubes amenazantes, ajena a todo lo que no fueran aquellos peces. Con los ojos fijos sobre la superficie del agua y una sonrisa extraña, propia de una niña que no sonríe de felicidad.


Y aunque no supe quererte,
en días como hoy a veces pienso en ti.
No creas que cometiste un error,
como ya dije, no eras tan fuerte. 


Y dime qué ves
cuando ves tu reflejo
dentro del agua.



sábado, 16 de junio de 2012

Azul fuerte.



                                                                                                   Pont des brumes.


Es tanto lo que te hace grande, que todavía hoy, justo tres meses después, vuelvo a recordar aquella noche fría, en el río. Donde cruzamos puentes y donde hablamos de Copenhague, y de sus canales; y donde me juraste que serías mi escudo humano y me protegerías del tiempo, incluso del hombre del saco si se acercara demasiado. Y tus labios me susurrarán "maldita dulzura la tuya", y yo seré valiente y contestaré que no, que maldita dulzura la nuestra.


Ya huele a tormenta, rechinan veletas mas tú, tú me puedes salvar.