viernes, 11 de octubre de 2024

Cualquier ciudad.

Hola. Hoy es (era) mi cumpleaños. Las cosas no son tan buenas como dicen los periódicos. De hecho son un poco regulares, sinceramente. Pero hoy es (era) mi cumpleaños. El viento ha firmado una tregua con esta ciudad y me he permitido salir por ahí con mis amigos. He bailado un poco con una chica de pelo negro y rizado. Le he contado que no sé muy bien cómo he acabado en esta ciudad tan hostil. Se ha enfadado un poco y me ha dicho tres o cuatro verdades cosas sobre lo buena que es esta ciudad. Y todo eso. Pero eran las nosecuantas de la mañana y en unas pocas horas trabajaba y todo ese rollo que ya te puedes imaginar. Así que no había otra salida que coger el bus a casa. 

Entre que escribo esto y entre que esto se publica ya no es mi cumpleaños. Pero, por esas cosas que tiene el destino, cuando publico esto, ya es tu cumpleaños. Ha llegado el día y yo he publicado esto justo a tiempo para celebrar que ya es tu cumpleaños y para decirte que te quiero. Para decírtelo aquí camuflado en unas líneas a mitad de párrafo. Entre que era mi cumpleaños y entre que es tu cumpleaños, a mí me ha dado tiempo a cruzarme medio país con el coche. Una buena dosis de kilómetros para pensar en las cosas. Entre esas cosas pienso en que daría igual el viento de esta ciudad, y que daría igual cualquier ciudad, si estuvieras tú. En que qué pasaría si pego un volantazo y cojo ese desvío y cambio de destino. Celebrar tu cumpleaños con un paseo siguiendo la orilla del río con la catedral en el horizonte, en vez de con una entrada en este blog. Podría ser cualquier río y cualquier catedral de cualquier ciudad. Una cena en algún restaurante pequeñito y una copa en algún sitio con poca luz. Pero la suficiente para que me deslumbre algún reflejo de tu pelo y para volver a pensar que, a pesar de todo el tiempo, no he visto unos ojos como esos.


Siete vidas tiene un gato 
y contigo llevo tres.