domingo, 29 de agosto de 2010

Hazte un blog.





No me gusta mucho el café. Todavía no han llegado las mañanas,tardes y noches eternas de bohemias cafeterías en las que las paredes cuentan historias, el humo del tabaco flota en el ambiente y alguien resume su vida desde el otro lado de la mesa. El café es especial, algo que solo se puede disfrutar en esas cafeterías, igual que el jazz solo se puede difrutar cuando lo escuchas en directo, en un bar oscuro y con una copa de whisky en la mano. Pues eso, que todavía no han llegado y que, en este momento, prefiero un brebaje menos serio, como la cerveza.






-Si no vuelvo, dile a mi madre que la quiero.
-Tu madre está muerta.
-Entonces se lo diré yo.

1 comentario:

Anónimo dijo...

estoy totalmente de acuerdo con ese sensación de que no puedes disfrutar de algo realmente hasta que no sea el momento adecuado o en las circunstancias adecuadas.
pero con el café... qué sería sin él después de largas noches insomnes, o durante ellas.
las noches de cafeína son a veces las que uno puede llegar a echar más de menos, y las más largas. te las recomiendo.
PD: una cafeinómana