miércoles, 1 de diciembre de 2010

Diciembre.




Ahora bien, cuando no era más que un muchacho, me apasionaban los mapas. Me quedaba horas contemplando América del Sur, o África o Australia, y me perdía en las glorias de la exploración. En aquellos tiempos, aún había muchos espacios en blanco sobre la tierra y cuando alguno de ellos me parecía particularmente atractivo (en realidad, para mí todos los eran), lo señalaba con el dedo y decía: "Cuando sea mayor, iré allí". Recuerdo que el Polo Norte era uno de aquellos lugares. Todavía no he estado allí y ya no creo que lo intente, se ha perdido el encanto. Había otros lugares próximos al ecuador, y en todas las latitudes de ambos hemisferios. He estado en algunos de ellos y... bueno, no es de eso de lo que estamos hablando. Pero de entre todos aquellos espacios, el mayor, el más blanco, por así decirlo, era el que más me atraía.

"El Corazón de las Tinieblas"
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Odio con todas mis fuerzas que mi blog se convierta en un diario, pero no puedo hacer nada hasta que alguna musa ilumine mi inspiración. Ya hace tiempo que ninguna lo hace.



Llega diciembre, vuelve el frío si alguna vez se fue.

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