martes, 19 de julio de 2016

Accidente geográfico.


Lo he notado cuando estabas a punto de subir al coche. Cuando he vuelto de dejar las cosas en el maletero, me he detenido un instante y te he visto a través del cristal de la ventanilla, mordiéndote ligeramente el labio inferior y pensando qué coño hacer. Pero lo entiendo, es normal. Cualquiera hubiera dudado conociendo mi historial como lo conoces tú. Y quiero decirte que no me molesta y que te lo estoy diciendo porque, a pesar de todo, te has subido y estás aquí a mi lado. Pero tienes que saber que al volante soy la persona más segura del mundo, y que llevo pensando días en este momento y que no tienes nada de lo que preocuparte. Aunque era una carretera difícil, estamos aquí sanos y salvos. Una carretera entre montañas y a pocos centímetros de un vacío de 40 metros hasta el mar.  Pero una carretera conocida, mil veces recorrida, y he tomado las medidas necesarias, hoy y ayer, para no hacer una irresponsabilidad. Y a pesar de esos shorts, y tus piernas de vértigo apoyadas sobre el salpicadero que me han hecho dudar en más de una curva. Tal vez ese era tu plan. Si te pasase algo no soportaría vivir con la culpa, o con cualquier mínima responsabilidad sobre mis hombros. Y si de pronto decides tirarte por el acantilado, tienes que saber que yo iría detrás de ti.




Lo mejor del sol,
a puñados yo te lo doy.

No hay comentarios: