domingo, 20 de octubre de 2024

Vestido verde.

Sabía que el restaurante te iba a encantar. Es un sitio pequeñito en la zona más bulliciosa de la ciudad. Lo suficientemente tranquilo como para ponernos al día y que no importase mucho más que lo que pasase en nuestra mesa. La cosa se puso seria cuando apareciste con aquel vestido verde. Tragué saliva y me felicité a mí mismo por haber elegido bien aquella camisa azul y mi mejor par de zapatos. Lo mínimo indispensable para aguantar en el campo de batalla. 

Ahora vuelvo a casa y me van viniendo a la cabeza las líneas que ahora lees. El trayecto se demora porque me entretengo en cada esquina y en cada cruce que hay desde tu casa a la mía. Los voy saboreando como si no quisiese que acabase esa sucesión de farolas y de coches aparcados, uno detrás de otro. Y me entretengo especialmente pensando en tu portal. Pensando en ti, sobre uno de los escalones, mientras yo te miro a escasa distancia y un poquito por debajo de tus ojos. Pensando en tus labios, en tu sonrisa y en tu piel blanca. En tu cuerpo bajo ese vestido verde que no se me olvidará en lo que me queda de vida. 


All the umbrellas in London couldn't stop this rain, 
and all the dope in New York couldn't kill this pain.


viernes, 11 de octubre de 2024

Cualquier ciudad.

Hola. Hoy es (era) mi cumpleaños. Las cosas no son tan buenas como dicen los periódicos. De hecho son un poco regulares, sinceramente. Pero hoy es (era) mi cumpleaños. El viento ha firmado una tregua con esta ciudad y me he permitido salir por ahí con mis amigos. He bailado un poco con una chica de pelo negro y rizado. Le he contado que no sé muy bien cómo he acabado en esta ciudad tan hostil. Se ha enfadado un poco y me ha dicho tres o cuatro verdades cosas sobre lo buena que es esta ciudad. Y todo eso. Pero eran las nosecuantas de la mañana y en unas pocas horas trabajaba y todo ese rollo que ya te puedes imaginar. Así que no había otra salida que coger el bus a casa. 

Entre que escribo esto y entre que esto se publica ya no es mi cumpleaños. Pero, por esas cosas que tiene el destino, cuando publico esto, ya es tu cumpleaños. Ha llegado el día y yo he publicado esto justo a tiempo para celebrar que ya es tu cumpleaños y para decirte que te quiero. Para decírtelo aquí camuflado en unas líneas a mitad de párrafo. Entre que era mi cumpleaños y entre que es tu cumpleaños, a mí me ha dado tiempo a cruzarme medio país con el coche. Una buena dosis de kilómetros para pensar en las cosas. Entre esas cosas pienso en que daría igual el viento de esta ciudad, y que daría igual cualquier ciudad, si estuvieras tú. En que qué pasaría si pego un volantazo y cojo ese desvío y cambio de destino. Celebrar tu cumpleaños con un paseo siguiendo la orilla del río con la catedral en el horizonte, en vez de con una entrada en este blog. Podría ser cualquier río y cualquier catedral de cualquier ciudad. Una cena en algún restaurante pequeñito y una copa en algún sitio con poca luz. Pero la suficiente para que me deslumbre algún reflejo de tu pelo y para volver a pensar que, a pesar de todo el tiempo, no he visto unos ojos como esos.


Siete vidas tiene un gato 
y contigo llevo tres.


lunes, 30 de septiembre de 2024

Recortes.

No sé por donde empezar. Se me vienen a la cabeza recortes del fin de semana. Recortes que se mezclan con la cruda vuelta a la realidad. Aquella gasolinera en medio de la nada. Aquella dependienta a la que digo no sé qué cosa mientras mi cabeza sigue unos cientos de kilómetros más atrás. Tu cabeza sobre mi pecho y una leve sonrisa en tu cara. Tus ojos cerrados. La sensación de que vuelves a encontrar un poquito de paz a mi lado. El despertador sonando esta mañana a las 6:45. El sonido del café subiendo en el último momento de paz antes de ir a trabajar. Tú y yo solos en el jardín bajo todas las estrellas que existen mientras nos morimos de frío. Algunas palabras que tenían que decirse, que nunca quise escuchar y que se me clavan en lo más profundo de mí que puedo encontrar. 

Y va pasando la semana mientras en mi cabeza se van diluyendo poco a poco los recuerdos del fin de semana. Se entierran bajo los cascotes del día a día. Se mezclan las responsabilidades con las ganas de volver a verte. Se mezclan las ganas de volver a formar parte de tu vida con el miedo a volver a pasar por lo que pasé. ¿Te he olvidado? A veces me lo preguntaban. Yo lo tenía bastante claro. Yo, en mi día a día, te he olvidado al cien por cien. Te he olvidado al cien por cien pero ahora, cuando me preguntan, dudo.


Got that summertime
summertime sadness.
Te fuiste,
pero aquí guardo lo tuyo.


viernes, 29 de diciembre de 2023

Variables.

Son las nosecuantas de la mañana. He estado con mis amigos, a los cuales hacía tiempo que no veía, y lo hemos pasado genial. En fin. No sé qué decirte. Antes de subir a casa recuerdo que tengo que ir al coche un momento. El camino es corto pero a estas horas se hace un poco tortuoso. Todo está envuelto en una densa niebla marina que se mete hasta en lo más profundo del alma. Durante todo el recorrido no puedo dejar de pensar en ti. Hace un frío humedo terrible, pero yo me derrito. Me derrito cuando pienso en lo calentita que estarás bajo todas esas mantas. Daría mi vida, haría un pacto con el diablo, solo por pasar una noche contigo debajo de esas mantas. Despertar al amanecer y acercarme un poquito a ti. Sentir que nada más importa fuera de esas mantas. Que se acabe el mundo. Oler tu pelo a escasos milímetros, que me acaricie suavemente la cara cada vez que respiras. Oler los restos del perfume que llevabas anoche y del champú que te gusta y que dices que te sienta tan bien y que me transportan a cualquier isla griega del Egeo, de donde podrías haberte escapado tú también. Que te despiertes y que todo se esfume porque tengo que cumplir mi pacto con el diablo y pasarme el resto de la eternidad picando piedra en el infierno. Picar piedra durante toda la eternidad con una sonrisa en la cara porque mereció la pena pasar esa noche contigo.

Puedo pasarme mucho tiempo. Me puedo pasar horas, días, semanas. El tiempo que, a través de mil cálculos e integrando en mil ecuaciones todas las variables, estimo justo y necesario para decirte las palabras adecuadas, medidas hasta el último milímetro, para sacarte una sonrisa. Para que más tarde te acuerdes de mí y vuelvas a sonreir un poquito. Te digo todas esas palabras con la cabeza mientras me callo todas esas que te diría con el corazón. Me gustaría que no me diese miedo y que no estuviera en juego perderte.


I will stay if you let me stay, 

and I’ll go if you let me go, 

but  I won’t go far away

because you’re my only home.


jueves, 2 de junio de 2022

Imposibles.

Son las ocho de la tarde y he ido superando satisfactoriamente todas las pruebas que me ha planteado el domingo. Como Indiana Jones en el templo maldito. He superado ese dolor de cabeza al despertarme a las dos, recurriendo a la química. He superado el deber de poner un poco de orden en casa y tratar de empezar la semana con buen pie y sin arrastrar deudas de la semana que acaba.

Pero son las ocho de la tarde, el sol comienza a flaquear y la casa se encuentra sumida en el silencio más frío. Me he puesto a pensar y me ha venido a la mente el recuerdo de tú y yo fumando en aquella calle. Fumando y hablando de mil cosas, sin ganas de entrar. Me ha venido el recuerdo de tu pelo y de tu piel. De tu falda y tus piernas de vértigo. He recordado tu sonrisa y me he resbalado otra vez por tus mejillas y tus labios. 

Nos mirábamos y tú me dijiste algo que podría haber firmado yo. Me dijiste, de la manera más dulce, que también estaba bien así, que los imposibles también son bonitos. Yo asentí. "Tienes razón", te dije. "Pero ojalá fuera posible", pensé.

Sigue siendo domingo y recuerdo aquella última mirada, ya de día, nuestra última mirada.


Dime qué tengo que hacer,
adónde le tengo que caer,
para pasar tres días y dos noches...

sábado, 9 de octubre de 2021

Recordar.

Algunos te ven todos los días. Otros todas las semanas. Y luego estoy yo que te veo cuando puedo. Y cuando no puedo pasa tan lento el tiempo. Pasan tan lentos los días y tan lentas las semanas. Y yo me dedico a recordar. Es todo lo que tengo. Me podría ganar la vida recordándote y te compraría un jet privado o un Ferrari rosa si me diesen un euro cada vez que apareces por mi cabeza. Recuerdo todos esos momentos a los que desearía volver.  

Recuerdo aquella vez cuando nos separamos de los otros. Cuando nos adentramos en la oscuridad de aquella playa. Sentados en la arena nos mirábamos y yo no sabía qué iba a pasar. Tú con decisión y yo a tu merced. Nos besamos por primera vez. Treinta segundos antes ni siquiera contemplaba que aquello pudiese pasar. Pero te volví a besar para saber si era de verdad. Tus labios dulces. Te tumbaste encima de mí y sentí tu cuerpo como nunca lo había sentido. Deslicé mis manos por tu espalda con tu pelo cayendo sobre mi cara, suave como una brisa de aire fresco. Me guiaste por tus curvas con tu respiración. 

Una vez me preguntaste si podría olvidar y volver a ser solo amigos. "Yo siempre seré tu amigo", dije. "Pero no podré olvidar", pensé. 


I wanna cry, lil' beibi

I wanna cry

quiero llorar, lil' beibi.

Estoy obseso, lil' beibi

lo tengo todo, lil' beibi

menos tu culo

es lo que me falta, lil' beibi

es lo que me falta.


jueves, 16 de septiembre de 2021

Un minutito.

No sé si puedo aguantar esto. No sé si puedo aguantar no poder verte. No sé si puedo no volver a tocarte. Deslizar mis dedos por tu cuello, seguir por tus mejillas y llegar a tus labios de la manera más suave del mundo. 

El día que me digas adiós será el día más triste del mundo y yo querré morirme. Sentiré esas naúseas y ese dolor en el estómago. Sentiré esa presión en el corazón y tendré que sentarme para que no me reviente la cabeza.

El día que me digas adiós querré morirme. Pero sé que el tiempo pasará y las cosas volverán a su lugar. Una cicatriz. El tiempo pasará y yo pensaré que cómo pude estar así. Que cómo pudo doler tanto y después olvidarlo. Pensaré que es tan triste que aquello tan intenso se pierda en el tiempo. 

El día a día lo pondrá todo en su sitio. Aprenderé a vivir otra vez. Volveré a disfrutar de las pequeñas cosas. Pero seguiré pensando en ti. Mi cabeza me dirá que me has olvidado pero mi corazón sabrá que te acuerdas de mí. Sabrá que, de vez en cuando y aunque solo sea un minutito y luego lo olvides, aún piensas en lo bonito que podría haber sido y en lo feliz que te hice. 


Y poder comprobar 

todo lo que cambió

y todo lo que sigue igual

y que así seguirá

condenado a no cambiar.


Volveré a las noches sin dormir

y las noches sin pensar

y las noches sin soñar

y las noches sin sentir

una vez más.