martes, 8 de octubre de 2019

Sitios distintos.

Ponte en situación. Me dices que si quiero entrar al cine. Me encanta el cine como pocas cosas más. Pero, como si lo tuviera escrito a fuego, pienso en que solo me quedan unas pocas horas contigo y te digo que antes me muero que no poder mirarte ni escucharte durante esas pocas horas que nos quedan. O que me quedan, me da igual. Pero al menos yo lo siento tan intenso que quiero aprovechar ese tiempo para que me cuentes un poco más de ti, para saber lo que pasa por tu cabeza, para verte sonreir, para perderme otra vez en tus ojos... Me muero si tengo que pasar esas dos horas largas que nos quedan mirando una pantalla mientras tú estás a mi lado y yo no puedo verte. Imagínate que después de despedirnos vuelvo a casa y por el camino me salgo de la carretera u otro vehículo invade mi carril y no apareces en mi mente durante esos segundos antes del choque. Sería el peor final posible, morir habiendo visto una película en vez de a ti.

Olvídate del cine y déjame volver a recorrer lo que alcanzo a ver de tu piel. Déjame que intente memorizar las curvas de tu cuerpo para que me pueda morir recordándolas. Permíteme disfrutar de esas ocasiones en las que apartas la mirada mientras sonríes con un poquito de verguenza o cuando miras distraída hacia cualquier lugar. Del simple brillo de tu pelo a la luz del atardecer. Para mí sería mejor que cualquier película, aunque sea de John Huston, aunque salga Hedy Lamarr. Déjame hacerlo antes de volver a casa y pensar que quizá querías ir al cine para evitar esto y perderme de vista ya. Déjame hacerlo porque quizá sea la última vez que estemos así o por si acaso nunca quieras verme más.


Pero desde el momento en que te pude tener
ya solía sentir que te había perdido.
Entiende que yo a este lugar
no pretendía llegar.

No hay comentarios: