Nunca te mentí, pero a veces no te dije la verdad. Gracias a eso todavía tengo el número de un buen contacto, y creo que le voy a llamar. Tal vez así pueda olvidar que te necesito, tal vez así pueda descansar un poco. La casa está vacía. A veces, entre alucinaciones, creo oír el timbre pero no soy capaz de levantarme de la cama. No hay nada en la nevera y la última persona que cruzó la puerta fuiste tú.
Duermo casi todo el día pero aún así siempre tengo sueño, como un enfermo. Y como un enfermo a penas me levanto de la cama. El sol cruza por la ventana y, de vez en cuando, todavía te busco entre las sombras del cuarto.
La gran diferencia entre nosotros dos es que tú necesitas a alguien que te cuide y te de calor y cariño, y que yo solo necesito alcohol en casa. Pero los dos estamos de suerte, porque a mí me gusta protegerte y porque las tiendas están llenas de botellas de whisky.
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