martes, 24 de abril de 2012

No es tan raro, al fin y al cabo.

Como los erizos, ya sabéis, los hombres un día sintieron su frío. Y quisieron compartirlo. Entonces inventaron el amor. El resultado fue, ya sabéis, como en los erizos.



 En un día muy helado, un grupo de erizos que se encuentran cerca sienten simultáneamente gran necesidad de calor. Para satisfacer su necesidad, buscan la proximidad corporal de los otros, pero mientras más se acercan, más dolor causan las púas del cuerpo del erizo vecino. Sin embargo, debido a que el alejarse va acompañado de la sensación de frío, se ven obligados a ir cambiando la distancia hasta que encuentran la separación óptima (la más soportable).

La idea que esta parábola quiere transmitir es que cuanto más cercana sea la relación entre dos seres, más probable será que se puedan hacer daño el uno al otro, al tiempo que, cuanto más lejana sea su relación, tanto más probable es que mueran de frío.

Hicimos el amor, una vez que sentimos el frío, y el resultado fue, ya lo ves, como en los erizos.

1 comentario:

Luna dijo...

No es raro, tienes razón, pero no dejar de ser... no encuentro palabras, para variar.
Esta entrada no se merece esta firma, pero por encima de eso creo que ni este blog, ni tú os merecéis esta entrada.
Espero que esto lo mejore:

"Busque refugio, querido lector, aprenda a escapar, desaparezca en su viejo sillón, ahuyente lo real.
Disfrute su estancia en Florencia
y las pistas de su habitación.
Sienta el asfalto quemar en sus pies en la gran ciudad. Recorra las minas que tiene el papel, no deje de andar.Viaje al fin de la noche, y arranque las flores del mal. Nos han creado, es una invención, tú y yo siempre en la ficción. Nos han creado, es una invención, yo y tú bajo un cielo azul."

Yo no diría raro, yo diría especial, bostezos dulces.