martes, 29 de julio de 2008

Cine de Barrio

Salimos del cine con una sensación amarga por la película que acabábamos de ver y también por las palomitas rancias que chico del acne nos había servido. La verdad es que todo el mundo esperaba más de una película basada en la mítica serie Expediente X. No entendía como el afán del dinero había destrozado otra obra maestra de la pequeña pantalla. Era una historia de lo más cutre y además le faltaba ese toque extraterrestre que habría dado más dinamismo a la cinta, ¿a quién se lo ocurre poner a un sacerdote pederasta como la pieza angular del largometraje? Me cago en dios.

Nuestra conversación siguió por las escaleras mecánicas mientras descendíamos al submundo dominado por los pijos y sus ropajes de marca.

A -¡Qué decepción de película!
P -Bueno… tiene su punto ver a Mulder y a Scully en la cama, ¿no?
A -Sí querías ver eso te podías haber quedado en el cine ese del callejón oscuro de al lado de tu casa…
P -Ya, pero es que el que vende las entradas no me quita ojo y sabe donde vivo.
A -Vaya, creo que necesitarás un spray antivioladores… ya tengo un regalo para tu cumpleaños.
P -Tranquilo que voy al gimnasio dos horas a la semana y lo tengo todo controlado.

Las escaleras mecánicas nos situaron enfrente de una tienda conocida como “Pijales World” y mi amigo P. no dudo en lanzar unos cuantos improperios al aire que iban en contra de los principales clientes de la tienda. Al instante decenas de dementes esquizofrénicos de la ropa y de los impertinentes complementos se volvieron y lanzaron miradas de las que te dejan de piedra…

A -No las mires si no quieres convertirte en piedra. Hay que salir de aquí como sea…
P -¡Tengo miedo!

Tuvimos que emplear a fondo nuestras extremidades inferiores (solo las piernas) para salir de allí. Por fin servían de algo las horas despilfarras en los videojuegos de zombis. No sé que es peor, esos zombis sangrientos que deseaban comerse tu cerebro o esos seres del submundo superficial que deseaban castrarte con sus complementos. Gracias a mi camiseta de Iron Maiden (de todos es conocido la fobia de los pijos a Eddie, la mascota de la banda) y a mi Play Station pudimos llegar a la salida de aquel gigantesco armario ropero, también conocido como centro comercial.

En la salida nos aguardaba otra sorpresa. Allí había un auténtico bólido de carreras del equipo Benidorm Comunitat Valenciana (o eso ponía en la publicidad) y lo que era más importante, una linda y ostentosa chavala que custodiaba el auto al tiempo que devoraba con paciencia y virtuosismo un helado de fresa.

A -¿Te has fijado en la muchacha del coche?
P -¿Qué coche? Yo solo me fijo en la chica… ¡Quién fuera ese helado sabor fresa y un ligero toque canela!

P -¡Mira! Esta mandando mensajitos con el móvil, seguro que tiene novio.

Justo en el momento que P. dijo lo de los mensajes, la chica levanto la cabeza y con un gesto satisfactorio miro hacia nosotros y segundos después mi móvil sonó...
Nos miramos unos segundos hasta que me decidí a ver la pantalla. Un mensaje. Nuestro asombro aumentó.

P --¿Dé quién es?
A –Buzón MoviStar
P --¿Pero por qué a mirado en nuestra dirección?

Y entonces de detrás de nosotros apareció un veinteañero que se fundió en un emotivo y desalentador beso con la muchacha del helado.

A –Por cierto, mañana va a cenar a tu casa Alicia (nombre ficticio), ¿no?
P –A sí es…
A –Qué raro sería que Alicia estuviera en mi cama… quiero decir en mi casa…
P –¡Pillín!

1 comentario:

JaviJB dijo...

jejeje...pues vaya! menuda decepción. Yo hace poquito fui a ver Hancock...y bueno también he de decir que me decepcionó un poco.
Pero eso de deshonrrar a grandes clásicos como expediente X es una verguenza, debería de estar penado!!

Un saludo!